La rebelión de las lavanderas

Esta semana hemos decidido hacer la colada. Reuní a mis cuatro experimentadas lavanderas y les hablé de la tarea que teníamos que hacer.

Mary Pontesgiggle enseguida levantó la mano para preguntar cómo se iban a dividir el trabajo. Annie Mandercroft propuso ideas de división de tareas, mientras que Lucy Wondesleigh ponía morritos y Marty Honeysucling miraba para otro lado.

-"Ya sabéis que yo sólo sé lavar prendas de color rojo", -dijo Mary resuelta. Eligió las de ese color exclusivamente y se puso manos a la obra.

Annie dijo que ella era la que tenía las manos más delicadas y que sólo lavaría vestidos de puntillas y encajes.

-"Pero, Annie, de esos sólo hay unos pocos", protesté yo levemente. No hubo manera. Se cogió su parte de la ropa blanca y se la llevó al lavadero.

Lucy miró al montón de ropa aún sucia y dijo con voz clara y cristalina que a ella le gustaban los lazos ("mira mi vestido y lo comprobarás", añadió), y que además se le daba bien plancharlos y almidonarlos. Eligió los que tenían como mínimo un lazo de adorno y se los llevó al cuarto de plancha.

Intenté convencer a Marty para que lavara el resto de las prendas.

"Tú eres la más sensata, Marty", dije con voz melosa. "Anda, por favor......"

-" Si las demás han elegido, no veo razón para que no pueda hacerlo yo. Mis elegidos son los vestidos de flores, y no lavaré ninguno que no las tenga", sentenció.

Por Dios, qué hago ahora con los pantalones, las camisas, los gorritos, etc, que sean azules, naranjas o amarillos, con botones o a rayas o de cuadritos que nos quedan sin lavar????? Alguien conoce a alguna lavandera de confianza que no sea tan tiquismiquis como éstas de mi biblioteca???? 

Se recogen currículums en el mostrador de recepción.