Hola a todo el mundo!!
Veréis que no empleo suficiente tiempo en el blog, pero es que la Biblioteca en primavera es aún más ajetreada que de costumbre!
Como en cualquier hogar, la primavera exige una limpieza más profunda: los cristales se tienen que ver más limpios, ya que el sol brilla en el cielo,
pero además, los chubascos primaverales caen cuando menos te lo esperas, manchando los cristales de nuevo. Y vuelta a empezar. Ya me diréis con 64 ventanas...
Aunque ponga a cada niña a limpiar una, a mí me quedan muchas más.
Después está lo del cambio de armarios: arggghhh!! Lo odio!! Las bufandas, gorros, botas, guantes y jerseys gruesos se suben al altillo,
mientras que los jerseys finitos, las telas de colores, las medias menos tupidas, los sombreros de paja y las cestas de picnic, se bajan.
Todas las niñas se quieren probar los nuevos modelitos, que pacientemente les he ido haciendo durante las tardes de mantita y peli.
Y empiezan a combinarse faldas con
sweaters, chaquetitas, zapatos y pañuelos...
Incluso he visto a varias leslys en el ala de las nancys, rebuscando en sus armarios!!!
Como se enteren las nancys!!
A ver, que es verdad que comparten horquillas y muchos bolsos, porque yo les intento inculcar camaradería y generosidad, pero de ahí a botas o vestidos..., pues no.
Por supuesto, la Biblioteca Central sufre una verdadera revolución. Los libros cambian de estante en función de sus portadas o sus temas.
Se relegan a un segundo plano los libros otoñales: Cumbres borrascosas, La tempestad, El viento y la furia, Harry Potter y la piedra filosofal, Otoño en Londres, Las aventuras de Sherlock Holmes...
Se esconden en lo alto de las estanterías todos los libros sobre navidad como: Cuento de Navidad de Dickens, o El cascanueces o Navidades trágicas de Agatha Christie.
Y todos los invernales: Juego de tronos, El invierno más largo, La reina de las nieves, Más allá del invierno, La princesa de hielo...
Los libros primaverales se ponen en la parte más visible, porque sabemos que será lo más demandado a partir de ahora: El jardín secreto, Heidi, El viento en los sauces, Pollyanna, Un abril encantado, El inicio de la primavera, Emma...
A los libros de verano se les va quitando el polvo, sacando brillo a sus lomos y dejando preparados por si algún adelantado tiene la ocurrencia: Pippi Calzaslargas, Un verano italiano, Un viñedo en la Toscana, El mar, el mar, La isla del tesoro, Alicia en el país de las maravillas, Los cinco van de camping...
Luego está el tema del jardín y el huerto.
Podamos los manzanos y abonamos las rosas.
Limpiamos el jardín de hierbas indeseadas y entresacamos las primeras zanahorias.
Ya no queda ni una seta, pero es el momento de disfrutar de los cerezos en flor.
Hay que segar con mucho cuidado por donde no haya margaritas, porque nos encanta hacer coronas con ellas y las barriguitas tienen siempre una tarde de recolección de flores para hacer sus propias coronas.
Los tulipanes están tardíos pero tenemos un montón de narcisos. Nos gusta ponerlos a la orilla del arroyo, para que se puedan mirar en sus aguas, como en la leyenda.
El tema pastelería merece un capítulo aparte: ¿os imagináis cuántas tartas de manzana y cuántos sándwiches de queso con rúcula, y cuántos buñuelos de viento y tartaletas de fresas, se necesitan para un buen picnic??? Los refrescos de flor de saúco y arándanos quedan a cargo de las mayores.
Pero no creáis que hago yo sola esos trabajos. Ni siquiera los organizo todos. Cada primavera elijo un equipo de cuatro chicas súper responsables que hayan demostrado su compromiso y su tesón durante el curso.
Este año las elegidas han sido Eleonora, Martita, Marina y Charlotte.
De momento, todo va saliendo a las mil maravillas. Si esto sigue así, se ganarán unas merecidas vacaciones en la playa este verano, con un kit de regalo por su ayuda: bikini a rayas, crema bronceadora de aloe vera, gafas de sol y pañuelo de lunares.
Y un paseo en lancha por la bahía.