Hemos sido invitadas a un té en Balmoral. Y cuando digo hemos, no digo mis padres y yo, o mis hermanas y yo. Digo hemos, usando el plural mayestático. Y por qué?
Porque hemos sido invitadas por lady Sarah Cunningham, de los Cunningham de Balmoral de toda la vida.
Sarah, es amiga mía desde la guardería, pero por su lejana ubicación no nos vemos todo lo que nos gustaría. El mes pasado me invitó a su finca de Balmoral. No, no está pegada al castillo, no creáis que es tan grandilocuente su familia. Su finca y la de Su Majestad distan, por lo menos, 2.500 yardas. Y además hay un lago y un bosque medianeros.
Bueno, el caso es que me invitó (o sea, nos invitó) y yo no sabía qué ponerme. Qué llevaríais vosotras a un té en Balmoral??? Sí, claro, ahora parece fácil opinar, pero ya es tarde. Porque lo tengo decidido:
He elegido el fucsia porque me favorece y tampoco soy de las que me gustaría pasar desapercibida en los vastos páramos de Balmoral. Por supuesto, con lo friolera que soy, sweater de cuello alto.
Con un 8 en el pecho para conmemorar el 8 de agosto de 1808, cuando John Cunningham (tatatatatatatatatatarabuelo de lady Sarah) fue nombrado Lord por el rey Jorge III, de infausto recuerdo, debido a las excepcionales semillas de berenjena que cultivaba aquél y que éste adoraba.
(Como veis en el collar he insinuado esas plantas que tanto beneficio aportaron a la familia). Gorro con borla y falda de cuadros, en clara alusión a los clanes de aquellas tierras.
Botas altas, negras, de goma para el improvisado (pero probable) paseo por la finca a pie o a caballo.
La falda lleva una sobrefalda y en ella pienso guardar la cartera, el carnet y las llaves del coche, porque qué bolso podría usar con semejante estilismo???
En fin, tiemblo de pies a cabeza, y no porque me pueda encontrar a la duquesa de Cornualles en un camino de barro, oscuro y húmedo, sino porque lady Sarah siempre se empeña en que pruebe sus bocadillos de pepino con el té. Puajjj!