Cuando Akanke descubrió que estaba embarazada de su primer hijo, empezó a guardar cosas para darle más adelante.
Guardó palabras que le gustaban; las escribió en un lateral de su cabaña para decírselas cuando naciera. Cada tarde, tras las tareas que tenía que hacer con otras mujeres de su tribu, escribía una o dos palabras que había pensado en decirle a su hijo.
Escribió cielo, río, calor, montaña, lluvia, sombra, piel, dedos, nube, estrellas... Pronto, de tanto susurrarlas, se las sabía de memoria.
También empezó a guardar cosas en un saquito: una piedra muy lisa del fondo del río Zambeze, una ramita de jacarandá con sus flores violeta, un cestito que le regalaron en su décimo cumpleaños, un pincel que le dieron en la escuela...
Cuando nació Delu, pensó que era la niña más linda que había visto y empezó a susurrarle todas las palabras que había pensado para ella.
Delu llegó llorando, lo cual era un buen augurio. Personalidad de una niña fuerte y valiente que iba a conseguir muchas cosas buenas.
Las Mamas de la familia la rodearon y empezaron a cantarle la canción que habían elegido para ella. Esa canción se la cantarían siempre en los momentos especiales.
Se la cantarían cuando estuviera triste, o se hiciera daño. Se la cantarían para homenajearla cuando hiciera algo bueno, y también cuando hiciera algo malo, para recordarle el buen camino.
Delu le ha salido muy buena. Ríe mucho y duerme bien. Le gusta sentir su cuerpecito cálido junto a su vientre.
Delu la mira con esa carita de felicidad mientras está dándole de mamar...
Akanke está feliz.
Se la lleva al campo donde cultivan maíz y frijoles. Y se la lleva al mercado cuando va a comprar.
Las vecinas hacen carantoñas a Delu porque -como todos en la aldea- la adoran. Es una niña tan risueña...!
-Akanke, déjanosla un rato! Vete tranquila al mercado y nosotras te la cuidamos!
-Le cantaremos su canción y le contaremos la leyenda del mono que tanto le hace reír.
-Malyba vendrá enseguida y le hará cosquillas con su barba. Anda, déjanosla un rato!!
Justo cuando Akanke se iba a soltar el kanga para dejar a Delu con las ancianas de la aldea, la niña dijo su primera palabra. No era una de las que Akanke le susurraba para dormir o para despertar, aquellas que había atesorado para ella.
Su primera palabra había sido: "mamá".