Esto no es Versalles!!!

Aparecieron un día entre mis rosales enanos.

Primero descubrí a Jean-Baptiste.

Después, su hermana Antoinette. Dijeron ser los tataratataratataranietos del famosísimo André Le Nôtre, jardinero de palacios maravillosos, y se ofrecieron a cuidarme el jardín. Mi jardín.

Al principio, todo iba bien: mis rosas trepadoras no tenían ni una flor marchita.

Las campanillas se empezaban a abrir.

Rebuscaban entre las rosas a nuestros odiados pulgones y los eliminaban sin dejar rastro.

Se ocupaban de mis pensamientos......

Me podaban los setos.

Y me segaban el césped. O eso decían, cuando un día les sorprendí, descansando sobre la hierba.

De picnic (pique-nique, dijeron ellos con su empingorotado acento) con unas amigas suyas. Era una costumbre francesa, dijeron: "Oh, là, là!"

Otro día les descubrí aplicándose a una costumbre de lo más española, no? La siesta, que yo sepa, no se echa en La France!

Pero lo que ya ha colmado el vaso de mi paciencia, ha sido que me han recortado mis sequoyas centenarias hasta convertirlas en esto: unos minúsculos arbolitos redondos.

Dan perspectiva desde la entrada y aportan geometría al jardín, dicen! Mon Dieu!!!!