Es cierto que en nuestro barrio somos muy populares.
En general, todos los vecinos de los alrededores son muy cariñosos con las niñas, y la mayoría dejan sus quehaceres domésticos a las cinco de la tarde,
cuando acaban las clases de la Biblioteca y las niñas salen en tropel a dar un paseo.
A veces van con uniforme, -ya sabéis-, pero en primavera sobre todo, las niñas se visten con colores alegres y vestidos floreados para salir a presumir.
Qué casualidad que justo a las cinco y diez, la señora Merryweather ya haya acabado de hornear su pan y se asome a su ventana para enfriarlo.
Y el señor Périgordeuse ya no tenga que regar más sus rosas y justo esté asomado a la valla del camino que lleva de la Biblioteca a la plaza.
Los gemelos Tim y Tom siempre tienen que hacer recados en la misma dirección de mis chicas.
Y Anneliese, la rubita de tirabuzones hija del doctor Pamplínez, esa que es una repipi y no entró en el curso de verano de "Trenzado de margaritas para coronas de fiesta de jardín" de la Biblioteca, y no nos lo perdona,
se sienta en la puerta de su casa con una libreta y un boli para tomar nota de los conjuntos y los accesorios.
No os lo vais a creer, pero el otro día Lucy le pidió ver su libreta y Anneliese le sacó la lengua y se metió de vuelta en su casa.
La señora Revoltillo, la de la librería, siempre se asoma a su puerta y les pregunta a las niñas si hay alguna novedad novelada que quieran encargar.
Los grumetillos del puerto se ponen a enjabonar sus cubiertas, aunque éstas estén pulidas y relucientes, y ensayan varias frases en italiano con la esperanza de llamar la atención de Bimba.
Las chicas de la peluquería canina ya les han preguntado varias veces por Botarate, aunque saben perfectamente que Botarate es un perro callejero y no vive en la Biblioteca.
El profesor Pistilus suele charlar un ratito con Irati sobre las recientes floraciones de la comarca.
Y Catherine, la astrónoma, siempre saca sus mapas y su telescopio cuando pasa Estrella.
Total, que los paseos de media hora se convierten en hora y media.
Todas se esmeran mucho en salir lo más guapas posible,
con sus medias, sus gorros o sus bolsitos a juego del vestido.
Les encanta salir a presumir!!,
(sobre todo ante la hija del doctor Pamplínez).
Y cierto es que se les da de maravilla cumplir las normas de buena vecindad y ser encantadoras,
(salvo con la hija del doctor Pamplínez).
Posiblemente penséis que a la Biblioteca le viene bien ese comportamiento.
Al exhibir sus modales encantadores y su estilo impecable, las niñas dan a la Biblioteca el lustre y
la reputación de cualquier internado de fama y renombre mundial.
Con ello tenemos asegurado el alumnado para el curso siguiente.
Volverá a haber un montón de crías revoltosas de 13 años, curiosas y desordenadas,
alborotadoras y atolondradas,
pero con un corazón de oro para sus compañeras
y que hacen que la Biblioteca sea un lugar alegre y feliz donde aprender y compartir.
E incluso puede que este verano hagamos un hueco a Anneliese.