Cuando Annie llamó a la Biblioteca, venía así vestida, además de aterida tras cruzar la estepa siberiana y exhausta por haber recorrido toda Europa, (atravesando incluso Famosalandia).
Al abrir la puerta, me encontré una lesly que me pareció rechoncheta y pensé que nunca había visto ninguna con tanto michelín.
Venía vestida en los colores tradicionales de la vestimenta rusa: rojos y blancos. Curiosamente la palabra "rojo" era utilizada antiguamente para nombrar a todo lo que fuese bello.Y ya sabéis que una de mis obsesiones son las muñecas rusas, así que le permití la entrada encantada.
En lo siguiente en lo que me fijé fue en el cinturón, que sigue siendo una prenda obligatoria en la vestimenta tradicional rusa, tanto femenina como masculina. Su importancia es tal, que antiguamente se consideraba que tenía poderes protectores, y funcionaba como un poderoso amuleto. Era común que las mujeres atasen sus cinturones bajo el pecho o bajo el vientre, además -por supuesto- de en la cintura.
Después me fijé en el abrigo de piel. En la antigua Rusia, las prendas de piel eran un componente indispensable del fondo de armario. El abrigo más extendido era el kozhuj, un abrigo largo hasta los talones con piel de oveja y cuello vuelto. También eran habituales los dojá: abrigos hechos con piel de potro o ternera y pelo por fuera. Y el tulup: un abrigo amplo de piel vuelta, hecho con piel de conejo o de oveja y un cuello ancho de pelo. En las familias más pobres, era corriente tener un tulup para todos sus miembros, el cual además se dejaba en herencia.
Los abrigos de hombre o de mujer sólo se diferenciaban en las medidas. A menudo, los abrigos de mujer eran más cortos, para permitir ver las faldas o los sarafans.
Como Annie llevaba claramente un traje tradicional ruso, ya supuse que iba a venir vestida por capas.
Cuando se quitó el abrigo, vi que llevaba una falda roja o poneva, con el protocolario delantal largo hecho de cintas horizontales,
y un chaleco de piel sobre la típica blusa blanca de manga larga con cintas bordadas en rojo.
Ya un poco más calentita, Annie se quitó por fin el pañuelo, y todas nos quedamos extasiadas ante su pelo rubio como el oro, trenzado a la manera rusa sobre la frente, y adornado con un tocado de lo más alegre.
Cerrad los ojos y contestad a la siguiente pregunta: os habéis fijado en qué lleva Annie en la mano??
Y os habéis fijado en el profundo azul de sus ojos??
Venga, quítate el chaleco Annie, aquí ya no vas a pasar frío!!
El delantal se ata con un gran lazo a la espalda.
La verdad es que ya no parece tan gordita, quizá tiene un poco más de contorno que el resto, pero está estupenda, no??
Al quitarse el delantal, pudimos apreciar su preciosa poneva vintage, llenita de flores.
Yo creo que aquí Annie se estaba exhibiendo...
Cuál fue nuestra sorpresa al ver un segundo delantal debajo de la poneva!!
Pero claro, este es el delantal en tonos oscuros típico de las campesinas, que no se mancha tanto al hacer las labores cotidianas.
Y podemos apreciar mejor su vestido básico de falda y manga larga,
con cuello a la caja y pechera reforzada con lorzas. (Todo lo que sea más tela protege del frío invernal de su tierra).
Ya casi está en ropa de andar por casa.
Por supuesto, nos enseña sus katiuskas rojas, indispensables para andar por la nieve.
Pues al final resulta que de gordita nada, es tan flacucha como el resto de mis leslys, pero eso no le quita ni pone valor.
Ya la queremos por su personalidad...
aunque ved la cantidad de ropa que ella solita ha aportado al fondo de armario de la Biblioteca!!!
y de paso, nos ha dejado también a su matrioska querida, que no había soltado en ningún momento, hasta que el resto de las leslys le abrieron el armario de los bolsos.
Mirad la cara que puso!!!