sábado, 29 de febrero de 2020

Mi primera lesly gordita


Cuando Annie llamó a la Biblioteca, venía así vestida, además de aterida tras cruzar la estepa siberiana y exhausta por haber recorrido toda Europa, (atravesando incluso Famosalandia).

Al abrir la puerta, me encontré una lesly que me pareció rechoncheta y pensé que nunca había visto ninguna con tanto michelín.
Venía vestida en los colores tradicionales de la vestimenta rusa: rojos y blancos. Curiosamente la palabra "rojo" era utilizada antiguamente para nombrar a todo lo que fuese bello.

Y ya sabéis que una de mis obsesiones son las muñecas rusas, así que le permití la entrada encantada.

Lo primero que vi fue su rojo pañuelo de Pavlovsky Posad, un tipo de pañuelos que nacieron al oeste de Moscú a finales del siglo XVI en la ciudad del mismo nombre, y que destacan por su colorido y representaciones florales, finamente estampadas en lana.

En lo siguiente en lo que me fijé fue en el cinturón, que sigue siendo una prenda obligatoria en la vestimenta tradicional rusa, tanto femenina como masculina. Su importancia es tal, que antiguamente se consideraba que tenía poderes protectores, y funcionaba como un poderoso amuleto. Era común que las mujeres atasen sus cinturones bajo el pecho o bajo el vientre, además -por supuesto- de en la cintura.

Después me fijé en el abrigo de piel. En la antigua Rusia, las prendas de piel eran un componente indispensable del fondo de armario. El abrigo más extendido era el kozhuj, un abrigo largo hasta los talones con piel de oveja y cuello vuelto. También eran habituales los dojá: abrigos hechos con piel de potro o ternera y pelo por fuera. Y el tulup: un abrigo amplo de piel vuelta, hecho con piel de conejo o de oveja y un cuello ancho de pelo. En las familias más pobres, era corriente tener un tulup para todos sus miembros, el cual además se dejaba en herencia.
Los abrigos de hombre o de mujer sólo se diferenciaban en las medidas. A menudo, los abrigos de mujer eran más cortos, para permitir ver las faldas o los sarafans.

Como Annie llevaba claramente un traje tradicional ruso, ya supuse que iba a venir vestida por capas.
Cuando se quitó el abrigo, vi que llevaba una falda roja o poneva, con el protocolario delantal largo hecho de cintas horizontales,

y un chaleco de piel sobre la típica blusa blanca de manga larga con cintas bordadas en rojo.

Ya un poco más calentita, Annie se quitó por fin el pañuelo, y todas nos quedamos extasiadas ante su pelo rubio como el oro, trenzado a la manera rusa sobre la frente, y adornado con un tocado de lo más alegre.

Cerrad los ojos y contestad a la siguiente pregunta: os habéis fijado en qué lleva Annie en la mano??

Y os habéis fijado en el profundo azul de sus ojos??

Venga, quítate el chaleco Annie, aquí ya no vas a pasar frío!!

El delantal se ata con un gran lazo a la espalda.

La verdad es que ya no parece tan gordita, quizá tiene un poco más de contorno que el resto, pero está estupenda, no??

Al quitarse el delantal, pudimos apreciar su preciosa poneva vintage, llenita de flores.

Yo creo que aquí Annie se estaba exhibiendo...

Cuál fue nuestra sorpresa al ver un segundo delantal debajo de la poneva!!

Pero claro, este es el delantal en tonos oscuros típico de las campesinas, que no se mancha tanto al hacer las labores cotidianas.

Y podemos apreciar mejor su vestido básico de falda y manga larga,

con cuello a la caja y pechera reforzada con lorzas. (Todo lo que sea más tela protege del frío invernal de su tierra).

Ya casi está en ropa de andar por casa.

Por supuesto, nos enseña sus katiuskas rojas, indispensables para andar por la nieve.


Pues al final resulta que de gordita nada, es tan flacucha como el resto de mis leslys, pero eso no le quita ni pone valor.

Ya la queremos por su personalidad...


aunque ved la cantidad de ropa que ella solita ha aportado al fondo de armario de la Biblioteca!!!

y de paso, nos ha dejado también a su matrioska querida, que no había soltado en ningún momento, hasta que el resto de las leslys le abrieron el armario de los bolsos.
Mirad la cara que puso!!!


lunes, 24 de febrero de 2020

Comprando fruta en un mercadillo

No os vais a creer lo que me encontré el otro día entre la fruta que traje a la Biblioteca.

Compramos manzanas porque ya sabéis que: "An apple a day keeps the doctor away". O dicho en español: "No hay cosa más sana que comer al día una manzana".

Pues en el kilo de manzanas, nos entró esta manzanita taaaan parecida a una Barriguitas que nos dejó patidifusas...

Pero es que además al comprar mandarinas (a tope de vitamina C por aquello de los resfriados indeseados), me encontré a esta otra mandarina que es igualita a una barri pelirroja!!!

No sé, yo creo que bien podrían pasar por Barriguitas, no?? Bueno, yo ya las he llevado al cuarto de las otras Barriguitas y las reales no les han notado nada raro.

Solo espero que no se me estropeen en unos días.

Que no os lo creéis?? Pues eso decía yo al principio! ;P

miércoles, 19 de febrero de 2020

Flor de calabaza

Los Reyes Magos también me trajeron esta lana amarilla, tan finita que la tengo que tejer con agujas del dos!

Es poco más gruesa que un hilo de bordar pero tiene una pelusilla que abulta un poco más.

Gracias a eso, me ha permitido hacerle este jersey y calentadores tan extrafinos pero que a la vez abrigan bastante para estos meses.

Resulta que yo pensaba que era amarillo mostaza pero mi amiga Pepi me dijo que su madre lo llamaba "Flor de calabaza" y me ha parecido tan bonito ese nombre, que ahora lo usaré siempre.

He vuelto a combinar este tono de amarillo con beige (como ya hice aquí), porque me gusta mucho el resultado.

Seguro que también quedará bien con marrón o gris topo o un verde seco... ya probaré.

De momento, Martina lo lleva con una faldita nueva toda tableada, un bolso en príncipe de gales robado pedido prestado a las leslys,

calentadores que se ponen en la parte alta de las botas simulando calcetines,

y botas.

La manga del jersey lleva un calado del codo a la sisa, pero es casi del color de la "piel" de Martina y no se nota mucho.

Nada más que añadir, os dejo con más fotos porque Martina lo merece!!







viernes, 14 de febrero de 2020

Yoga para muñecas (2)

Namasté.
Empezaremos con la relajación. 
Ommmmmmmmm...
Tomad conciencia de vuestro cuerpo, relajad los pies, las rodillas,

las piernas, el abdomen, los hombros... sentid vuestra respiración...

relajad los brazos, la espalda, el cuello... Relajad la mandíbula, los pómulos, el entrecejo...

Haced una inspiración profunda y estirad bien brazos y piernas.

Asana 1: la Esfinge.
-Pirouette, baja la pierna!

Vamos ahora a la postura del Guerrero.

Concentrad la vista en un punto fijo.

Mantened el equilibrio.

Esta postura tonifica piernas y glúteos,

aumenta la resistencia,

estira espalda y talones,

ayuda a la percepción del propio cuerpo en equilibrio.

Creo que me estáis haciendo trampa...

En fin, se trata de llegar a donde podáis, sin forzar.

Vamos al Loto. Si no podéis cruzar las piernas, (que ya veo que no podéis), dejadlas estiradas, con los dedos de los pies mirando a vuestra cara.

Mantened erguida la espalda,

como si un hilo de luz, un hilo blanco,

atravesara vuestra médula y tirase de vuestra coronilla hacia arriba.

Vamos ahora al Perro Boca Abajo.

Al revés, Pirouette! Boca Abajo, su propio nombre lo dice.

Cuidado con Emma, Pirouette!

Pero Tallulah, por qué te pones ahora a hacer el Pino?

Ya sé que oxigena el cerebro y descongestiona la columna pero... ahora...?

Bien, acabemos con un Saludo al Sol, que esto se está desmadrando.

Una vez más, estiraos y respirad profundamente.

Om shanti, paz a todos los seres.

Que seáis felices.

Namasté, queridas mías.

A la ducha!

PD: Sí, en la Biblioteca, hacemos el Yoga sobre la mesa de la cocina. No es muy ortodoxo, pero cualquier sitio es bueno para practicar YOGA!!!!