miércoles, 2 de noviembre de 2022

Blancanieves y los tres deseos

Hoy os voy a contar una historia que empieza -como todas- por:

Érase una vez una chiquilla de tez blanca como la nieve y pelo brillante como el oro, llamada Blancanieves. Aunque cuando se trenzaba el pelo, también le llamaban Ricitos de oro. 

Cuando era pequeña, era un patito feo y flacucho como una lesly,


pero un día, en el interior de una cueva llena de tesoros, frotó una lámpara de aceite de la que salió un humo espeso con un genio dentro que le concedió tres deseos.

Su primer deseo fue que al crecer se convirtiera en el hermoso cisne vinílico que ahora es.

Su segundo deseo fue una casita silvestre toda cubierta de chuches y chocolate en medio del bosque. Deseo concedido. Ante sus ojos apareció la casa de sus sueños.

Al entrar en ella encontró tres sillas (una grande, una mediana y una pequeña), tres platos de sopa sobre la mesa (uno grande, uno mediano y uno pequeño) y tres camas (una grande, una mediana y una pequeña, claro). 

Aquello le pareció muy extraño, pero no tanto como el gato con botas que encontró en el jardín trasero, vigilando a una ratita muy peripuesta que barría su casita, tralará larita. 
Así que tenía compañía, de ahí lo de todo por triplicado.

De repente, a lo lejos se escuchó una música de flauta flotando en el aire. La ratita dejó la escoba y se fue en pos de la música. El gato, de dos zancadas, alcanzó al flautista y se fue también. Tras el flautista, Blancanieves vio pasar a toda una procesión: la ratita presumida, el gato con botas, tres cerditos, diez bailarinas con las zapatillas desgastadas, un niño de madera con una nariz enorme, otro niño tan pequeño como un garbanzo y cuatro animales (un gallo, un burro, un gato y un perro) tocando distintos instrumentos.

Blancanieves (o Ricitos de oro, según su peinado) se quedó sola de nuevo, pero recordó que aún le quedaba un deseo del genio de la lámpara por pedir.

Pidió que vinieran a vivir con ella a su casita todas las niñas y niños que tuvieran la cabeza llena de historias. Así que, de la nada, llegaron Caperucita, Cenicienta, Matilda, Ana Shirley, Huckleberry Finn, Peter Pan, Wendy, Jack (con sus habichuelas), Alicia, Simbad, Tom Sawyer, Peter, Susan, Lucy y Edmund Pevensie, Mary Lennox, Heidi, Pippi Langstrump, Anika, Tommy, Bastian, Jim Hawkins...

En fin, aún hay sitio para alguno más. Lo único, que han tenido que ampliar (y bastante) el ala de habitaciones.

12 comentarios:

  1. Qué entrada más chula, con tantos personajes de cuentos, tus chicas van a estar muy bien acompañadas, yo también quiero una casita cubierta de chuches y chocolates, me la comería enterita del tirón aunque luego me doliera la tripa, el conjunto me encanta, todo enterito tan blanco como la nieve y luciendolo esa belleza que puede ser la princesa que ella quiera.
    Besos

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  2. ¡Hola Rosana! Me ha encantado la entrada, siempre que cuentas historias pienso en que serías una gran cuentacuentos y esto me lo ha terminado de confirmar. Esta belleza vinílica parece salida de un cuento y no me creo que fuera un patito feo antes de pedir los deseos :p
    ¡Besos!

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  3. Un cuento lleno de cuentos.
    Me ha gustado mucho, es muy original.

    Besos.

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  4. qué guapa es esta niña!! me encanta todo su conjunto, sobre todo el gorro blanco de ochos.
    ha vivido todos los cuentos bonitos de la literatura universal, y ha hecho muchos buenos amigos. supongo que luego se quedó dudando de si lo había soñado. su proceso de transformación de lesly a nancy debió ser asombroso. ;)
    besitos!!

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  5. Hola Rosana, fantástico cómo has integrado en una historia, diversas pequeñas historias. Me has recordado los cuentos de mi infancia, los que me ayudaron a soñar y me enseñaron a disfrutar de la lectura.
    El estilismo no se puede quedar atrás, se ve de lo más elegante, y además con mi color preferido, el blanco.
    Nos vemos. Feliz jueves.😘

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  6. Hola Rosana. Una historia preciosa y muy original. Siempre nos haces soñar un ratico. La protagonista es un pimpollo y su vestuario fetén. Jajaja Un besazo cuentista

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  7. Me ha gustado mucho eso de que ella puede ser la princesa que ella quiera. Qué bonito!! Toda blanquita no podía ser otra que Blancanieves... aunque yo soy más de Caperucita, ja, ja, ja. Pero me gusta mucho este jersey, tendré que hacer algún otro con esa forma.
    Besitos y disfrútalo mucho, Maribelle!!

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  8. La verdad, Marina??? Nunca fue un patito feo, de hecho fue una lesly preciosa, pero sí que era un poco desgarbada... ja, ja, ja.
    Me lo han dicho (y aún me lo dicen a menudo) muchas veces, lo de cuentacuentos. Pero no creo que llegase a mucho más que eso: cuentista. No me veo escribiendo un libro, y la verdad que tampoco me interesa el trabajo que supone. Pero me encanta verter aquí esa faceta mía, mi blog es un placer para mí, donde puedo conjugar varios de mis hobbies.
    Besitos

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  9. Gracias Devoradora, me lo fui inventando sobre la marcha, pero luego repaso cada post para dejarlo como a mí me guste.
    Besitos!

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  10. Me encanta que juegues conmigo Chema, y te imagines ese proceso de lesly a nancy en esta nena. ;) ^0^
    Te imaginas tener como amigos a todos los héroes de los cuentos de tu infancia??? Pues la verdad es que leyendo lo puedes lograr!! Es fantástico!!
    El gorrito blanco es de mis favoritos. Les da a todas las niñas un aspecto infantil y mágico.
    Besitos

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  11. Hola Emma! Al fin y al cabo los clásicos lo son por sus miles de fans. Nuestra infancia habría sido otra de no conocer las aventuras de Cenicienta, Peter Pan, Matilda o Pippi, verdad??
    Este blanco nieve resulta muy de mañana de invierno... le faltan los patines!
    Besos

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  12. Me has calado, Ana. Mi alma de cuentista ha salido una vez más. Con tanto personaje adorable a mi alrededor, me apeteció juntarlos a todos ellos en una historia increíble!
    Sería genial que vivieran todos juntos en un mismo sitio. Pero es que ya lo hacen: en una biblioteca!!!
    Besitos

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