Sara tenía uno de esos días tontos en los que abres el armario y no encuentras nada que te apetezca ponerte.
-No será por falta de ropa, verdad Sara, guapa??
Así que Sara, al grito de "la que lo ve primero, lo estrena!", fue a vestirse con el nuevo regalo y añadió complementos en beige:
de arriba abajo, beanie, bolso bandolera,
medias de ochos y camperas.
El vestido, curioso pero cierto, era de la talla de Sara exactamente. Sus jaretas en el canesú, su cuello a la caja, sus mangas acampanadas ribeteadas de cordoncillo (el mismo que en la cintura), y su preciosa tela de Liberty, habían conseguido cambiar el humor de Sara.
El colorido en azules, grisáceos, morados, e incluso algún toque rosa, le resaltaba sus ojos castaños y
su melena cobriza. Sara, más feliz que una perdiz, fue derechita a lucirse por la sala de Parchís, donde estaban varias de sus amigas en plena clase de Nivel Pro.
El vestido ya tiene una gran cola en la lista de espera.
Gracias Maribel! No sabes lo felices que nos has hecho!!!